viernes, 14 de noviembre de 2008

Mercado Medieval: Día uno.

Tenía una lista muy simple:
  1. Conseguir esa réplica del arco largo inglés que tenía vista del año pasado.
  2. Comprar un colgante de espada para Devil.
  3. Comprar una camisa de corte medieval para Arpista.
  4. Conserguir algún objeto interesante para Draakun.
  5. Buscar al señor de los cuencos tibetanos para enredar otra vez con ellos.
  6. Perseguir a los artistas ambulantes con mi cámara cual fotógrafa de la prensa rosa.
Iba yo tan contenta en busca de cumplir el primer punto, cuando... Puesto, tras puesto, tras puesto, descubrí que el encantador señor que fabricaba esas réplicas de arcos tan molonas no había acudido este año.
Depresión.
Superdepresión.
Jooooooo...
Ya me había hecho ilusiones. Hasta tenía el lugar perfecto para colgarlo: En la pared del fondo de mi dormitorio, sobre la librería. Ahí, junto al dragón. Presidiendo.
En fin, al menos saqué fotos, que eso siempre me alegra. Sólo unas pocas, pero mañana será otro día.

En cuanto al resto de puntos a cumplir en la lista... Bueno, digamos que adquirí más de lo previsto, y aún quedan dos días... ¿Me sobrará algo para final de mes?

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