miércoles, 12 de noviembre de 2008

Fetichismos varios

No sé para qué la querrá, si ya se la conté. Pero, tal y como le prometí a Mowglie, escribo una anecdotilla que me sucedió en la anterior edición del Mercado Medieval.
Ahí va:

Aún estaban instalando los puestos del mercado, acababan de llegar. Pero yo ya les tenía echado el ojo desde el año anterior, así que allí que fui, al chiringuito de las ropas y armas. Todo a medio poner.
¡Qué bonito todo! ¡Qué bien trabajado!
Entonces lo vi... Me miró... Era largo y negro, taaaaaan bonitooooo. No pude resistirme. Como había de varios tamaños, comencé a interrogar al vendedor sobre la relación "estatura del usuario / elemento de cuero". Por lo visto no había cánones, así que me compré el más largo, porque me gustaba más, porque yo lo valgo.
¡Qué ilusión, mi primer látigo! ¡Ya podía hacer de Indiana Jones!

Antes de pagar, el hombre sonríe.
- Yo quiero una novia como tú.
Miro el látigo, luego al hombre.
- Esto... No voy a emplearlo con ánimos fetichistas ni nada de eso, que no me mola ir pegando en pleno arrebato pasional.
No lo vi demasiado convencido. Creo que eso de ir de negro y con camisetas algo raras te quita credibilidad en estos asuntos.

Tres días después, cuando ya cerraban...
Compramos una réplica de una flecha perforante para una amiga y la llevaba yo tan tranquila en la mano, de puesto en puesto, cuando, al acercarme para ver las armas de ahí otra vez...
-Tú eres la chica que me compró el látigo el primer día, ¿no?
Ups, aún se acordaba de mi.
Tranquila, Medias, que ya sabes que estás wenorra y vas arrasando, tú trata de no romperle su corazoncito.
-Si, la misma que viste y calza.
Mira la flecha. Abre mucho los ojos...
-¡Te estás haciendo un arsenal!
-Que no, que no, ¡que es para una amiga!

Espero que no se acuerde este año de mi, porque pienso comprarme un arco.

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