jueves, 21 de enero de 2010

Recuerdos del pasado.

Él, llama azul,
beso del alba,
que encierra en un baúl
los días de mi alma.

Tú, sombra en la noche,
tenue suspiro.
Rosa y espina,
amante y amigo.

Noches sin días,
olas de escarcha.
Voces amigas
me acercan al agua.

domingo, 10 de enero de 2010

Tiendas, copas, baile... y rugby.

"El mundo ha cambiado. Lo noto en el agua... Lo noto en el aire..."

Era un día de chicas. El primer sábado de las rebajas y había que aprovecharlo. Nos juntamos las amigas y nos dispusimos a arrasar las tiendas en busca de las gangas anuales.
...Todo restos de las rebajas anteriores, pero para colmo eran los restos de Badajoz, como cada año.

La comida resultó, cuanto menos interesante. Una hamburguesería/bocatería/pinchería moruna en la que se jactaban de que sus hamburguesas eran como cuatro de la competencia. El menú infantil nos dejó más que saciadas.

Y luego, más tiendas con más restos que nadie había querido de la ciudad vecina.

Cenita en casa, pinturitas, ropita mona... ¡Y a mover el esqueleto!

Para quien no haya ido de marcha nunca por esta ciudad debo explicar que, hace unos años, existía un karaoke/sala de baile al que todos apodábamos "El Desguace". La edad media de los habituales de tal garito superaba los 50 y aquellos de menos de 40 trataban de evitarlo. Y es que no hay nada más patético e incómodo que lucir tus 25 lindos añitos y tener que eludir las pretensiones lascivas y alcoholizadas de quien te supera en 31 con creces.
Pero un día hubo una perturbación en la fuerza: "El Desguace" salió ardiendo. Los habituales se disgregaron y tomaron locales que antes pertenecían a la juventud.

De ésta manera la salida nocturna se transformó en la búsqueda de un garito en el que afincarnos a bailar sin que un pulpo octogenario tratara de meterte mano mientras la baba le cayera de una boca que apestaba a alcohol y tabaco.
¡Pero era algo imposible! ¡Hasta las calles estaban tomadas!
Y allí, a la puerta de uno de los locales, en una calle solitaria, ocurrió. Un señor de edad indefinida, con canas en el pelo y arrugas en la piel, tambaleante, dubitativo, se avalanzó contra mí.
"Contra esa, que si me caigo está blandita".
Esquivé a la derecha, él se giró mientras caía de nuevo hacia mí y se lanzó contra mis piernas. El placaje, con giro en el aire incluído, fue ineludible y me fui de cara al suelo. Cuando miré furibunda al señor borracho, éste, aún abrazado a mis piernas titubeó.
-Per...perdona... ¿Estás bien?
-Suelta, ¡ya!
Alguien salió corriendo del bar para hacerse cargo del hombre. Por el peinado y el traje, pero sobre todo por la anchura de espaldas, supusimos que se trataba del segurata.

Si es que ya no estás segura ni en una calle solitaria a las cinco de la mañana...

domingo, 3 de enero de 2010

Pollogamba

"Comer, comer. Comer, comer... ¡Lo mejor para crecer!"

Desde que encontré esta receta en un libro de cocina asiática se ha ido convirtiendo, poco a poco, en una de mis predilectas. Si bien, debo reconocer, que ha sufrido ciertas modificaciones por mi parte debidas a la falta de ingredientes en el momento de prepararla.
El experimento quedó tal que así:


*Ingredientes para el rebozado:
-1 huevo.
-150 gr. de harina.
-30 gr. de maizena.
-200 ml. de cerveza bien fría.
-8 cucharadas de aceite de girasol.
-2 cucharadas de semillas de sésamo (ajonjolí)
Sal, pimienta molida.

*Ingredientes para el pollo:
-500 gr. de filetes de pechuga de pollo.
-10 gr. jengibre molido.
-7 cucharadas de salsa de soja.
-5 cucharadas de brandy.
Aceite abundante para freír.

*Elaboración:
-Cortamos los filetes de pollo en trozos pequeños (lo justo para que quepan en la boca de un mordisco). Los colocamos en un cuenco no metálico.
-Les añadimos el jengibre, la salsa de soja y el brandy. Removemos bien con una cuchara. Luego los removemos mejor.
-Los tapamos con film transparente y para el frigo. Lo dejamos macerar al menos una hora, aunque si están un día entero o dos, mejor que mejor.

-Cuando llegue el momento de cocinarlos, los sacamos del frigorífico y los escurrimos con un colador.
-Ponemos el aceite a calentar, vigilando que no salga ardiendo.
-Mientras tanto, en otro cuenco mezclamos la harina, la maizena, el huevo, la sal, la pimienta (no os paséis con ésta, no debe quedar demasiado picante), el aceite y la cerveza. Batimos bien con una varilla hasta que quede una pasta homogénea y ligeramente líquida. Se le agrega las semillas de sésamo y movemos otro poco más.
-Uno a uno, y con ayuda de unas pinzas de cocina (o unos palillos chinos para los muy expertos), pasamos los trozos de pollo por el rebozado y los introducimos en el aceite, con cuidado que no se peguen unos a otros y por tandas de pocos cada vez.
-Cuando estén doraditos, se sacan y se ponen a escurrir sobre un papel absorvente de cocina.


Nota: Ideal para acompañar con ensalada o verduritas rehogadas.