domingo, 26 de diciembre de 2010

Según contrato.

Antes de nada debo poner en antecedentes a cualquiera que pudiera estar leyendo esto:

A finales de verano, y tras un viaje por media península que ya narraré en otra ocasión, me alquilé un pisito de soltera. Era pequeñino, con mucha luz y de temperatura perfecta para pasar los últimos meses estivales.
Nada más asomar la nariz el otoño llegaron dos nuevos inquilinos sin que les invitara ni nada, así, por la cara: El frío y la humedad hicieron presencia, instalándose sin pagar su parte del alquiler, dejando pasar el viento helado por las ranuras de las ventanas, robándome la manta, apagando el radiador... La convivencia se tornó insoportable y decidí volver a casapapis por Navidad.

Comienzo a sospechar que fue mi abuela quien les dio la llave: "Si al menos te echaras novio..."

Pues bien, como estipulaba el contrato debía dejar el piso en las mismas condiciones que lo encontré. Tal cual. Bajo pena de quedarme sin fianza.
Me arremangué bien el jersey. Tirité. Me bajé de nuevo las mangas y me dispuse a guarrear y romper para que quedara exactamente igual.

Estaba dispuesta, muy dispuesta... ¡Más que dispuesta, entusiasmada! Escribí una lista y todo:

1º Microondas:
-Agarré un plato con un filete y abrí la puerta con la clara intención de meterlo ahí, sin tapar ni nada, para que se incrustara por las paredes y hubiera que fregar a nanax. Entonces el labio comenzó a temblarme y mi mano, en un acto de rebeldía, tiró el filete a la basura.
¡Aaaaah, no! ¡Eso sí que no! ¡Una será lo que sea, pero no es una guarra!

Lacosaesademetalquehayentrelaencimeraylapared, que sólo sirve para acumular guarrería si está mal sellada:
- Frustrado el primer punto, miré la lista y agarré un destornillador. Incluso había conseguido la roñina en una ardua tarea de recolecta callejera para introducirla por los puntos en los que le faltaba silicona. Pero cuando miré la esquinera que había reparado yo solita, sin ayuda de nadie, como una mayor... Que no pude, oye. Que me miró con ojitos y ya fui incapaz de volver a romperla. ¡Jo!

3º Tapa del váter:
- Como ya tenía el destornillador en la mano caminé a grandes zancadas hasta el cuarto de baño con la firme intención de cambiar la tapa nueva de los chinos por la vieja y rota.
Lo malo es que ya había tirado la vieja.
Y que, total, esa era de los chinos.
Y estaba adaptada al tamaño de culo pequeño.
Si seguramente sería radiactiva y todo...

4º Frigorífico:
- Em... Si es que está tan limpito... Y huele tan bien a vinagre...

6º Balda del armario bajo los fogones:
- Con lo mona que está ahí ella, colocada sobre sus soportes en vez de contra la pared...

7º Suelos:
- ¡Eso sí que lo hice! ¡Ole yo! ¡Pero qué maligna que soy! Agarré la fregona y los quedé tan brillantes como el oro. Muajajajajajá, ¡así aprenderán!

Esto... Algo no me cuadra.

viernes, 4 de junio de 2010

Carta a la moda.

"Las mujeres de verdad tienen curvas."

A la atención de los señores diseñadores de moda:

Antes que nada, permítanme felicitarles por la ardua tarea que supone, a día de hoy, realizar su trabajo.

Sé bien sobrada que los impedimentos que se interponen entre su ideal de perfección artística son muchos y variados, cada día más imposibles de salvar. ¿Cómo no conocerlos? Yo misma soy una de esas cientos de mujeres que no han logrado adaptar sus formas al modelo de perfección que apenas unas decenas de privilegiadas han alcanzado.

Porque, para qué negarlo, la mayoría de las mujeres carecemos de ese androgismo recto para el que fueron diseñados sus trajes. Tenemos pecho, caderas, culo, cintura marcada, cartucheras... ¡Todo curvas bien pronunciadas! Y es que somos unas desconsideradas, sí señores, consintiendo que nuestra genética haga inútiles sus diseños.

Aquí una servidora, sin ir más lejos, buscaba un bikini para este verano. Sí, señores, a pesar de la barriga redondeada y la grasilla que tanto esfuerzo me ha costado acumular, decidí hace años lucir mis femeninas formas onduladas. ¡Todo un espanto para aquellas que lograron que su cintura mantuviera el mismo ancho que las caderas!. Un cuerpo que antaño podría haber sido adorado como diosa de la fertilidad y hoy en día no es más que un espanto a la vista de quienes de verdad entienden de mujeres. Sí, sí, me refiero a ustedes. ¿Quién si no nos podría conocer mejor que nosotras mismas?

Pero... ¡Ay de mi! ¡Pobre ilusa! Pensaba que encontraría algo adecuado al desdichado cuerpo con el que nací. Si es que soy débil, debería amoldarme, torturarme hasta alcanzar sus medidas estándares. Pero qué quieren que le haga, cogí cariño a mis lorzas.
Así que allí que me vi, probando y probando. Buscando y buscando. Y es que una es generosa de pecho, pero de cadera estrecha. Supuse que podría adquirir bragas y sujetador por separado... Craso error: La misma talla para arriba que para abajo. ¿Cómo pude pensar siquiera en encontrar algo adecuado a nosotras, simples blasfemas de la moda?

Así pues, opté por buscar en esos pseudotangas que se atan a la cadera, de modo que pudiera ajustar su forma ligeramente a la mía. Lo sé, lo sé... Los dioses castigaron mi insolencia. Llámenme antigua, o fuera de onda, pero considero que ese vello es necesario para evitar infecciones en nuestro delicado cuerpo y que, a lo sumo, las ingles debían ser las únicas en pasar por la cera.

La dependienta, muy amable pero igual de pagana, me comentó que todas las mujeres que iban a su tienda en busca de semejantes prendas tenían el mismo problema. ¡Incluso ella! Hablase con la mujer que hablase, todas sufrían del mismo mal. Insolentes, necias.

Sinceramente, les felicito por esa modestia de que hacen gala, señoras y señores diseñadores, porque las muchachitas jovencitas que sí quebrantan sus cuerpos al nuevo estilo no pueden gastar noventa euros en dos piezas de tela. ¡Se conforman con una imitación de mercadillo! ¡Qué descaro! ¿Cómo pueden seguir manteniendo sus empresas? ¿Cómo pueden no perder la fe en su trabajo? ¡Ni una queja de sus labios leí! ¡Cuánto arrojo! ¡Qué dedicación! Realmente felicidades, caballeros, por seguir contra viento y marea demostrándonos que somos nosotras las equivocadas. Enseñándonos que nuestros cuerpos imperfectos no merecen el honor de lucir sus creaciones.

Gracias, caballeros, muchas gracias.

sábado, 8 de mayo de 2010

A la caza de la errata.

"Lea atentamente las instrucciones de uso. En caso de duda, consulte con el diccionario."

Hoy os propongo un juego: La caza de la errata.
Sólo tenéis que leer el siguiente texto, transcrito al pie de la letra (salvo el nombre del producto), y contar cuántas erratas hay en total.
Fácil, ¿no?

"¡Enhorabuena por comprar las Tapasflustismegafashion! Las tapas son sencillas de usar, y crearánun cierre al vacío para sus alimentos duraderos y perecederos. Vd. podrá usar las tapas en cualquier de sus ACTUALES tazones, tzasas, latas o cacerolas. Sus alimentos permanecerán frescos durante más tiempo.

LEA TODAS LAS INSTRUCCIONES ANTES DE USAR EL PRODUCTO POR PRIMERA VEZ
  • Antes de colocar la tapa solbre la pieze de vajilla que desea cerrar, asegúrese de que el borde de la misma esté limpio y libre de alimentos.
SIMPLEMENTE, HAGA PRESIÓN Y CIERRE:
  • Para cerrar al vacío, coloque la tapa sobre cuanlquier pieza de su vajilla y apriete firmemente el centro de la tapa. Para dejar fuera cualquier resto de aire, levante el borde de la tapa por un momento mientras la aprieta.
PARA ABRIR:
  • Para abrir, sostenga la pieza de vajilla en una mano. Con la otra mano, coloque el dedo pulgar sobre la lengüeta y otro dedo debajo de la lengüeta, y apriete.
IMPORTANTE
  • Si después del uso el centro de la tapa (material de color claro) se arruga y no cierra bien, coloque su tapa Flustimegafashion debajo de un chorro de agua caliente. El material recuperará su aspecto original.
  • No utilice las tapas en hornos ni en tostadoras. Si utiliza Vd. sus tapas Flustimegafashion están colocadas sueltas encima de la pieza de vajilla, y no cerrada al vacío.
    Evite calentar las tapas por encima del punto de ebullición. Recalentar las tapas en exceso harán que el centro de la tapa se arruge y pierda su fuerza. Si la tapa se arruga y se vuelve floja, lávela en el lavavajillas (solo en la bandeja suoerior) o coloque la tapa bajo un chorro de agua caliente. La tapa recuperará su forma y firmeza original.
  • No use limpiadores abrasivos u objetos punzantes para limpiar las tapas.
  • TapasFlustimegafashion no son el sustituto de un correcto almacenamiento de los alimentos. Asegúrese de rdfrigerar correctamente aquellos alimengtos que necsitan refrigeración."

martes, 9 de febrero de 2010

Año y medio de silencio

"Las Musas son como el viento, cuando cambia de dirección se marchan sin decir adiós."

El último dibujo que terminé fue en noviembre de 2008:

Danilo, un mago un tanto... Peculiar. Retrato de personaje para un conocido.

Tras éste llegaron varios proyectos que siempre dejaba a medias, falta de inspiración y ánimos. Parecía que mis musas, mis adoradas musas, se habían marchado en busca de nuevos amantes. Hasta que hace unas semanas, al fin, terminé uno de ellos, comenzado un fin de año de 2009 durante un viaje a los Pirineos:

Helie, mi personaja por excelencia. Mi preferida. La niña de mis ojos.

¡Y ayer éste otro!
Neyrieth, uno de mis personajes masculinos. Como un gato graaande y perezoso.

¡Han vuelto! ¡Yupiiiii!
¡Bienvenidas de nuevo!

martes, 2 de febrero de 2010

Cancioncillas de la infancia.

Hoy me dio por recordar una obra de teatro a la que asistí con el colegio cuando era pequeña. Cantaban, entre narraciones, una serie de canciones populares que se me quedaron impresas en la mente.
Curioso cómo recordamos las cosas de pequeños, aún cuando tan sólo las escucháramos una sola vez.

(Al ser melodías populares no deberían tener Canon, ¿verdad?.)


MADRE ANOCHE EN LAS TRINCHERAS

Madre, anoche en las trincheras,
laralalá,
bajo el fuego y la metralla,
uhuhuuuh,
vi al enemigo correr,
laralalá,
la noche estaba cerrada,
uhuhuuuh.

Apunté con mi fusil,
laralalá,
al tiempo que disparaba,
uhuhuuuh;
una luz iluminó,
laralalá,
el rostro al que apuntaba,
uhuhuuuh.

Clavó su mirada en mí,
laralalá,
con su rostro ya vacío,
uhuhuuuh.
Sabes, madre, a quién maté,
laralalá,
aquel soldado enemigo,
uhuhuuuh.

Era mi amigo José,
laralalá,
compañero de la escuela,
uhuhuuuh,
con quien yo tanto jugué,
laralalá,
a soldados y a trincheras,
uhuhuuuh.

Ahora el juego era verdad,
laralalá,
y su cuerpo yace en tierra,
uhuhuuuh.
Madre, yo quiero morir,
laralalá,
ya estoy harto de esta guerra,
uhuhuuuh.

Y si te vuelvo a escribir,
laralalá,
tal vez lo haga desde el cielo,
uhuhuuuh.
Allí encontraré a José,
laralalá,
y jugaremos de nuevo,
uhuhuuuh.

Dos claveles en el cielo,
laralalá,
no se pueden marchitar,
uhuhuuuh;
dos amigos que se quieren,
laralalá,
no se pueden separar,
uhuhuuuh.


AMIGO FÉLIX
Esta mañana me ha contado el gato
que el elefante le contó al castor,
que la culebra dijo a la piraña,
que esta mañana está más triste el sol.

Me ha dicho el pato que le diga al gato,
que el lobo dice que encontró al ratón,
que la coneja dijo a la anaconda,
que esta mañana está más triste el sol.

Amigo Félix, cuando llegues al cielo,
amigo Félix, hazme sólo un favor,
quiero ir contigo a jugar un ratito
con el osito de la osa mayor.

Dijo la foca que le dijo el cuco,
que la ballena dijo al caracol,
que la gaviota comentó al lagarto,
que esta mañana está más triste el sol.

Esta mañana no ha comido el loro,
ni el hipopótamo que está en el zoo,
y ha comentado la tortuga al cuervo,
que esta mañana está más triste el sol.

jueves, 21 de enero de 2010

Recuerdos del pasado.

Él, llama azul,
beso del alba,
que encierra en un baúl
los días de mi alma.

Tú, sombra en la noche,
tenue suspiro.
Rosa y espina,
amante y amigo.

Noches sin días,
olas de escarcha.
Voces amigas
me acercan al agua.

domingo, 10 de enero de 2010

Tiendas, copas, baile... y rugby.

"El mundo ha cambiado. Lo noto en el agua... Lo noto en el aire..."

Era un día de chicas. El primer sábado de las rebajas y había que aprovecharlo. Nos juntamos las amigas y nos dispusimos a arrasar las tiendas en busca de las gangas anuales.
...Todo restos de las rebajas anteriores, pero para colmo eran los restos de Badajoz, como cada año.

La comida resultó, cuanto menos interesante. Una hamburguesería/bocatería/pinchería moruna en la que se jactaban de que sus hamburguesas eran como cuatro de la competencia. El menú infantil nos dejó más que saciadas.

Y luego, más tiendas con más restos que nadie había querido de la ciudad vecina.

Cenita en casa, pinturitas, ropita mona... ¡Y a mover el esqueleto!

Para quien no haya ido de marcha nunca por esta ciudad debo explicar que, hace unos años, existía un karaoke/sala de baile al que todos apodábamos "El Desguace". La edad media de los habituales de tal garito superaba los 50 y aquellos de menos de 40 trataban de evitarlo. Y es que no hay nada más patético e incómodo que lucir tus 25 lindos añitos y tener que eludir las pretensiones lascivas y alcoholizadas de quien te supera en 31 con creces.
Pero un día hubo una perturbación en la fuerza: "El Desguace" salió ardiendo. Los habituales se disgregaron y tomaron locales que antes pertenecían a la juventud.

De ésta manera la salida nocturna se transformó en la búsqueda de un garito en el que afincarnos a bailar sin que un pulpo octogenario tratara de meterte mano mientras la baba le cayera de una boca que apestaba a alcohol y tabaco.
¡Pero era algo imposible! ¡Hasta las calles estaban tomadas!
Y allí, a la puerta de uno de los locales, en una calle solitaria, ocurrió. Un señor de edad indefinida, con canas en el pelo y arrugas en la piel, tambaleante, dubitativo, se avalanzó contra mí.
"Contra esa, que si me caigo está blandita".
Esquivé a la derecha, él se giró mientras caía de nuevo hacia mí y se lanzó contra mis piernas. El placaje, con giro en el aire incluído, fue ineludible y me fui de cara al suelo. Cuando miré furibunda al señor borracho, éste, aún abrazado a mis piernas titubeó.
-Per...perdona... ¿Estás bien?
-Suelta, ¡ya!
Alguien salió corriendo del bar para hacerse cargo del hombre. Por el peinado y el traje, pero sobre todo por la anchura de espaldas, supusimos que se trataba del segurata.

Si es que ya no estás segura ni en una calle solitaria a las cinco de la mañana...

domingo, 3 de enero de 2010

Pollogamba

"Comer, comer. Comer, comer... ¡Lo mejor para crecer!"

Desde que encontré esta receta en un libro de cocina asiática se ha ido convirtiendo, poco a poco, en una de mis predilectas. Si bien, debo reconocer, que ha sufrido ciertas modificaciones por mi parte debidas a la falta de ingredientes en el momento de prepararla.
El experimento quedó tal que así:


*Ingredientes para el rebozado:
-1 huevo.
-150 gr. de harina.
-30 gr. de maizena.
-200 ml. de cerveza bien fría.
-8 cucharadas de aceite de girasol.
-2 cucharadas de semillas de sésamo (ajonjolí)
Sal, pimienta molida.

*Ingredientes para el pollo:
-500 gr. de filetes de pechuga de pollo.
-10 gr. jengibre molido.
-7 cucharadas de salsa de soja.
-5 cucharadas de brandy.
Aceite abundante para freír.

*Elaboración:
-Cortamos los filetes de pollo en trozos pequeños (lo justo para que quepan en la boca de un mordisco). Los colocamos en un cuenco no metálico.
-Les añadimos el jengibre, la salsa de soja y el brandy. Removemos bien con una cuchara. Luego los removemos mejor.
-Los tapamos con film transparente y para el frigo. Lo dejamos macerar al menos una hora, aunque si están un día entero o dos, mejor que mejor.

-Cuando llegue el momento de cocinarlos, los sacamos del frigorífico y los escurrimos con un colador.
-Ponemos el aceite a calentar, vigilando que no salga ardiendo.
-Mientras tanto, en otro cuenco mezclamos la harina, la maizena, el huevo, la sal, la pimienta (no os paséis con ésta, no debe quedar demasiado picante), el aceite y la cerveza. Batimos bien con una varilla hasta que quede una pasta homogénea y ligeramente líquida. Se le agrega las semillas de sésamo y movemos otro poco más.
-Uno a uno, y con ayuda de unas pinzas de cocina (o unos palillos chinos para los muy expertos), pasamos los trozos de pollo por el rebozado y los introducimos en el aceite, con cuidado que no se peguen unos a otros y por tandas de pocos cada vez.
-Cuando estén doraditos, se sacan y se ponen a escurrir sobre un papel absorvente de cocina.


Nota: Ideal para acompañar con ensalada o verduritas rehogadas.