domingo, 29 de noviembre de 2009

Una pequeña protesta.

La sanidad española es una de las mejores del mundo, de eso no tengo dudas. Un poco tardona, un poco masificada... Pero a sus profesionales se los rifan.

Lo que no entiendo, ni entenderé, es la situación en la que nos vemos últimamente en el "Hospital Universitario Infanta Cristina" de Badajoz:
Mi señora madre, gracias a una serie de operaciones recibidas y los inmunodepresores que forman parte de su tratamiento, debe permanecer con mascarilla día y noche durante su internamiento en el hospital para evitar contagios como gripe, resfriados... En su cuarto no pueden introducir pacientes infecciosos por el mismo motivo, ya que no sólo correría riesgo de enfermar, sino todas las consecuencias asociadas que la falta de defensas trae consigo.
Y, aún así, hasta el momento siete compañeras de cuarto han pasado en el último mes por la cama de al lado. Con sus respectivas visitas que, aunque por pases deberían verse reducidas a dos (a una todo el día y otra en el periodo de tarde -de cuatro a ocho-), no bajan de cinco o seis al mismo tiempo, masificando la habitación como sucediera en el famoso camarote de los Hermanos Marx. Tosen, estornudan, no salen del cuarto cuando es la hora de la comida y debe retirarse la mascarilla... ¡Y para colmo utilizan el baño de los enfermos sin que se pueda hacer nada por evitarlo!
Porque aquí, y aunque parezca sacado de una novela del siglo pasado, no se considera peligroso que cualquiera que entre de la calle comparta el water con un enfermo.
Porque aquí, cuanto menos ruido haces y menos gente hay te expulsan del cuarto durante horas, dejando al paciente prácticamente apañárselas solo cuando necesita de alguna atención como agua, otra manta, cerrar la ventana... Por el contrario, cuanto más gente haya y más escándalo monten, menos desalojos realizan los trabajadores del centro.
Porque aquí el enfermo es el que tiene que protegerse de no ser contagiado, reducidos sus derechos en favor de aquellos que vienen de visita porque tienen más privilegios que nadie.

No me entra en la cabeza que una millonada en operaciones y precauciones, medicamentos y cuidados, que tantos meses de sufrimiento pasando lo indecible se vayan al traste por algo tan simple como sería cumplir unas normas lógicas y sencillas o usar el sentido común.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Yo de mayor quiero ser cafre.

"No estoy loca, es que miro muy fijamente."

Aprovechando que había ido a por avituallamientos en medio de mi campamento hospitaril, y que se encontraban en el mismo centro comercial, entré a TJCOC (Tienda de Juegos de Consolas y Ordenador en Cadena) para pasearme entre los juegos de segunda mano para Wii.
Y allí que encontré uno sobre asesinos ninjas que parecía prometer grandes momentos de cafrería y esparcimiento sanguinario, algo necesario tras que el "Overlord" me dejara con la miel en los labios de ser todo lo maligna que puedo.
-Voy a ver si encuentro algo en la caja.
El dependiente rebuscó entre miniaturas de distintos personajes hasta sacarme uno con mano de grúa que, en teoría, era conocido.
-De regalo.
-¿Y ese señor quién es?
-Es de un juego.
-No lo conozco... Pero segura que le encuentro un buen hogar.
Y se rió.
Sospecho que no me creía capaz de encascujárselo a alguien.
-Tenemos una oferta en volantes para Wii.
-No me hace falta, con los mandos me las apaño bien para asesinar.
Ahí pareció emocionarse.
-Claro, con el juego que llevas no serás de las que les gusta conducir a Mario.
-Pues no, que me cae mal. Y porque el "Assassin's Creed" no ha salido para Wii, que si no...
-Bueno, tiene muchos movimientos y es muy complicado para ese mando.
-¡Si sacaron el "Prince of Persia", que es una maldita garrapata! ¡O el "Zelda"!
Y me dio la razón. Y se partió de risa un rato más hablando de otros juegos con los que una puede descargar su agresividad contenida, sobre todo si los proyectas sobre una pared y el protagonista adquiere un tamaño de hobbit, pero más ágil y con menos lorzas.
Luego, y repasando mentalmente los que tengo por casa, me di cuenta de que necesito un poco de acción en mi vida. Y es que hasta me dedicaba a hacer viudas negras en los "Sims", coleccionando tumbas en el jardín sólo por ver a los fantasmas...

sábado, 21 de noviembre de 2009

Maquillate.

"La verdadera belleza se distingue en una cara lavada y en una sonrisa sincera."

Después de aquel periodo multicolorista de la adolescencia en que llevaba zapatos de plataforma y el rostro lleno de potingues varios llegó "la etapa sin".
Sin zapatos de tortura, con tacones imposibles o incomodidades.
Sin capas y capas de pintura en la cara.
Sin escesos.
Y no es que me niegue a llevar tacones o maquillaje, pues en alguna que otra ocasión me he pintado los morritos de marrón rojizo y los ojos de negro carbón. Pero mi día a día y un sentido muy estricto de la higiene en el trabajo (en cocina no debes ir maquillada, ni con las uñas largas o pintadas. Sin cadenas, ni pendiente, ni anillos, ni pulseras o relojes) me llevan por la vida con la cara lavada y tan sólo la cremita hidratante.
Pintura, tacones y vestidos quedan relegados a momentos especiales.
El jueves tenía turno de tarde. Por la mañana tocaba consulta médica.
Me miré al espejo. El espejo me devolvió la mirada.
"Chica, hoy te vas a poner guapa."
Y con éstas, agarré la bolsita de potingues. Un par de pinceladas y quedé "aviá" para toda la mañana.
No se si sería por el maquillaje, por la minifalda con botas altas, por el escote o por una conjunción rara de planetas, pero...
...A los cinco minutos de salir de casa, un chunda-chunda con coche llamativo me dio una pitada larga y soltó una retahíla ininteligible que me hizo mirarme por si llevaba la falda subida o algo recolgando.
...En la consulta, un señor me cedió su asiento.
...El conductor del autobús me devolvió los buenos días sonriente, en vez del gruñido rutinario que tanto me emociona.
Por la tarde llegué a casa con el tiempo justo de cambiarme de ropa antes de ir al centro (y es que cuando sales de tu trabajo apestando a fritanga, procuras que la ropa más "especial" no entre en contacto con tu piel hasta que no haya un par de duchas de por medio, como mínimo).
A lo largo de la jornada los "¡Uy! ¡Pero qué guapa vienes hoy!" se repitieron sucesivamente a pesar del horrendo uniforme engordante y redondeante que portamos (gorro incluido).

Definitivamente, el maquillaje no hace sino disfrazarte, ocultando tus rasgos y escondiendo la realidad. Tu realidad.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Budding de Chocolate

"El chocolate no es un sustituto del sexo. El sexo es un sustituto del chocolate." (by Mauge)

Rebuscando en mi cuaderno de recetas algún dulce apetecible con que deleitar mi paladar di casualmente con la receta del "Buding de Chocolate" creada por mi madre años há. Una golosina que admite casi cualquier resto de dulce a punto de caducar que tengamos por casa.

Ingredientes:
  • 1 l. de leche.
  • 4-5 chucharadas de cacao.
  • 1 chucharada de café soluble.
  • 2 1/2 bollos de pan.
  • 4-5 huevos.
  • 10 cucharadas de azúcar.

Preparación:
  • Caramelizamos el azúcar a punto de hebra y forramos el molde con la mitad de ese caramelo.
  • Calentamos la leche y la mezclamos con la otra mitad del caramelo, el cacao y el café hasta que quede todo bien disuelto.
  • Troceamos el pan y lo añadimos a la mezcla, aplastándolo con un tenedor para que quede desmigajado.
  • Batimos los huevos y lo añadimos a lo anterior.
  • Llenamos el molde y lo cocemos al baño María entre 54 minutos y 1 hora.
  • Desmoldar y dejar enfriar antes de comerlo, ¡gumias!


Notas:
  • Para saber si el caramelo está a punto de hebra, introducimos un tenedor o una cuchara y lo alzamos. Si queda unido al caramelo por un hilo fino que no se rompe, estará a punto.
  • El pan debe ser del día anterior o estar fosilizado ya. También puede sustituirse por galletas, bizcochos, magdalenas... Pero que abulten lo mismo que dos bollos y medio.
  • El baño María consiste en introducir el molde en un recipiente con agua más grande, de manera que no toque el fondo y el agua no llegue a pasar al interior del mismo. Colocado al fuego y que hierva.
  • No es un dulce demasiado dulce, así pues, aquellos que necesiten sobredósis de azúcar deberán añadirle unas cuantas cucharadas más (al gusto).